octubre
06
2016
El Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó su pesimismo hacia América Latina al ajustar ayer a la baja su previsión de crecimiento en 2016 para la región, arrastrada por un Brasil aún débil y una Venezuela sumida en crisis. Sin embargo, de cara al próximo año el organismo confía que las principales economías de la región recuperen su dinamismo. Eso se refleja en perspectivas de estancamiento para Uruguay durante este año y un crecimiento en 2017 que supera incluso las expectativas oficiales.
El FMI, que realiza esta semana su reunión anual en Washington, proyectó una contracción de 0,6% en el Producto Interno Bruto (PIB) del conjunto de países latinoamericanos y caribeños. Eso significa una caída mayor al 0,4% previsto en julio. «La actividad económica en América Latina y el Caribe sigue disminuyendo su velocidad», señaló el FMI en su informe Panorama Económico Mundial.
Pero las nubes deberán comenzar a despejarse en 2017, cuando el FMI espera (al igual que lo hacía en julio) ver un rebote a 1,6% en las economías de la región.
En el caso de Uruguay, el FMI abandonó su previsión de abril de un crecimiento de 1,4% para este año y de 2,6% de cara a 2017 –desalineado ya de la visión para el mismo horizonte de la mediana de analistas locales (0,4% y 0,8%) y del gobierno (0,5% y 1%)–. El nuevo pronóstico es de 0,1% para este año y de 1,2% para el próximo.
La región toca su piso
La estimación del FMI para 2016 revela el pesimismo del organismo sobre el desempeño de la economía de América Latina, que completará su primer año en negativo tras un estancamiento absoluto –variación de 0%– en 2015. El organismo mantiene sus perspectivas negativas para Brasil, que se contraerá 3,3%, y Venezuela, protagonista de la peor crisis en la región, que caerá un astronómico 10%. «En Brasil, la economía se sigue contrayendo, aunque a un paso más moderado, la inflación sobrepasa el margen de tolerancia del banco central y la credibilidad de las políticas ha sido abollada», indicó el FMI.
La inestabilidad política carcome la economía de la potencia regional, que este año atravesó la destitución de su presidenta y cuya clase política está sumergida en un escándalo de corrupción que salpica al nuevo gobierno.
Pero el informe muestra luces, al destacar que la caída del índice de confianza en Brasil «parece haber tocado fondo», gracias a «menores incertidumbres políticas» y a la absorción de los choques económicos pasados, y pronostica un rebote en Brasil a 0,5% en 2017.
En Venezuela, el organismo financiero espera que «se profundice» en 2016 y 2017 la crisis económica agravada por la prolongada caída de los precios del crudo que genera una sequía de divisas en un país petrolero que importa la mayor parte de lo que consume.
Cambios en Argentina
El FMI elogió en Argentina «la importante y muy necesitada transición hacia un marco de políticas económicas más consistente y sostenible».Pero el Fondo, que realizó su primera misión en el país suramericano desde 2006, advirtió que la transformación impulsada por el nuevo gobierno del presidente Mauricio Macri ha «probado ser más costosa de lo previsto», por lo que rebajó su proyección 0,3 puntos, para una contracción de la economía argentina de 1,8% en 2016.
Mientras tanto, el débil desempeño de las exportaciones en México será causante de un crecimiento más lento, de 2,1% este año, aunque se acelerará a 2,3% en 2017 a medida que el sector externo se recupere. Además de Venezuela, los países exportadores de materias primas seguirán experimentando una desaceleración en 2016.
Colombia, cuarto productor de petróleo en América Latina, crecerá 2,2% (-0,3% respecto a julio), y Chile, exportador de cobre, se mantendrá en 1,7%, según las proyecciones del organismo.
Pero aunque las principales economías están en problemas, la mayoría seguirán expandiéndose: señal de la heterogeneidad de la región, acotó el FMI. Perú, Bolivia y Paraguay seguirán en su ritmo moderado, con tasas de crecimiento igual o superiores a 3,5%.
Fuente: El Observador.