Una tensa cordialidad sobrevuela a todos los brasileños y argentinos abocados a la operación del complejo aduanero vial más grande de América latina, en las ciudades fronterizas de Uruguayana, en Rio Grande do Sul, y Paso de los Libres, en Corrientes, del lado argentino.
Alimentado por los frecuentes desentendimientos comerciales entre Brasilia y Buenos Aires y por la rivalidad histórica entre ambos países, el clima de desconfianza mutua traba las negociaciones y contribuye a mantener obstáculos burocráticos que dificultan la circulación de mercancías entre los principales socios del Mercosur.
Intentos por superar los problemas no faltan. Los coordinadores de cada país en el Área de Control Integrado (ACI) -el delegado del Fisco de Brasil en Uruguayana, Jorge Luis Hergessel, y el oficial de Gendarmería argentina, fuerza militar encargada de la vigilancia de las fronteras, Raúl Rolando Rivero-hacen reuniones cuatrimestrales con representantes de los servicios oficiales y de las entidades privadas para limar asperezas. Según Hergessel, el objetivo es establecer “rutinas más armoniosas” de ambos lados. Pero las soluciones no son tan simples.
En un encuentro realizado el 10 de junio, en el que estuvo presente Valor, reclamos y evasivas se sucedían cuando se ponían sobre la mesa temas como la demora en la liberación de camiones, el descompás entre los horarios de atención de los organismos públicos de cada país y las diferentes normas para el tránsito de cargas peligrosas.
La reunión tuvo lugar en el cuartel del 7mo Regimiento de Gendarmería, bajo la mirada de soldados armados que daban al lugar aires poco compatibles con la idea de integración.
La mayor queja de los brasileños, sobre todo transportadores y despachantes de aduana, es por el atraso de las obras que permitirán el trabajo conjunto de los agentes de los dos países para el despacho de las exportaciones a Argentina en el Complejo Terminal de Cargas (Cotecar), en Paso de los Libres.
La integración se prevé en el Acuerdo de Recife, de 1994. Desde el final de los años 90, organismos argentinos, como la Administración Nacional de Ingresos Públicos (Afip) y el Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa) operan en el puerto seco de Uruguayana para liberar las cargas destinadas a Brasil.
Sin la operación integrada, los camiones que van a Argentina -o atraviesan el país rumbo a Chile- paran en el puerto seco de Uruguayana y en Cotecar. Además de esos dos puntos, hay una terminal en la ruta BR-290, en la cabecera del puente internacional sobre el Río Uruguay, donde se fiscalizan los vehículos que circulan en los dos sentidos, vacíos o con cargas destinadas a aduanas interiores por el sistema “puerta a puerta”.
Los controles migratorios de los choferes los hace la Gendarmería en el Cotecar, para quien llega a Argentina, y en la terminal de la BR-290 para quién sale del país. Según el presidente de la Asociación Brasileña de Transportadores Internacionales (ABTI), José Carlos Becker, la integración para el despacjo de exportaciones brasileñas en el lado argentino dará más rapidez al flujo de cargas. Pero la obra se espera desde hace casi diez años y no existe un plazo definido para que se concluya.
Rivero admite que la obra debería estar lista en junio o julio de este año, pero nadie espera que eso ocurra antes del inicio de 2012. La Dirección Nacional de Vialidad (DNA) argentina, responsable del proyecto, no arriesga una fecha. Actualmente, según el gerente de Eadi Sul, concesionaria del puerto de Uruguayana, Flavia Rento Evaristo, el período promedio para la liberación de los camiones que llegan al lugar con productos importados es de 39 horas. En las exportaciones, el tiempo es de poco menos de cinco horas, porque los procedimientos son más simples y no se recogen impuestos, pero en ese caso se debe hacer una parada adicional en Cotecar.
Según Rivero, ahí la “mayoría” de las cargas se despacha en hasta 24 horas, pero Becker señala que el tiempo promedio llega a 48 horas. “Un camión de R$ 450.000 no puede quedarse días parado en la frontera sirviendo como almacén”, se queja el empresario.
Otro problema es la falta de coordinación entre los horarios de funcionamiento de los organismos oficiales de Brasil y Argentina, dice el presidente del Sindicato de Despachantes Aduaneros de Rio Grande do Sul, Lauri Kotz. La aduana argentina opera de las 7 a las 19 horas, y el Fisco de Brasil de las 8 a las 20 horas.
Los fiscales del Ministerio de Agricultura brasileño trabajan de 8 a 12 horas y de 14 a 18 horas, y los del Senasa, de 9 a 17 horas, con medio hora de intervalo. Quien quiera utilizar los servicios oficiales argentinos fuera del horario regular precisa pagar la «tasa de habilitación», poco más de 40 pesos, cerca de 18 reales.
El presidente de ABTI cree que los países socios del Mercosur precisan adoptar una política común de «eliminación de documentos» para reducir la burocracia y el número de personas que intervienen en el comercio regional, que puede llegar a “más de 20” dependiendo del producto en circulación, incluyendo las aduanas, los servicios de sanidad animal y vegetal, de salud pública y el Ministerio de Defensa. “La integración aduanera existe sólo en el papel”, afirma Becker.
Según Rivero, él y el delegado del Fisco brasileño en Uruguayana están “intensificando” el trabajo para buscar “consensos” que mejoren los procedimientos en la frontera, pero, como son coordinadores locales, tienen que seguir directivas de los respectivos gobiernos.
De acuerdo con Hergessel, una de las mejoras implementadas es la posibilidad de inspección conjunta de parte de fiscales brasileños y argentinos de las cargas que caen en el canal rojo en cualquiera de las dos aduanas.
Pero incluso así, algunos transportistas se cansaron de esperar. Hace un año, después de seis operaciones, Jonas Garay Pinto, dueño de JS Transportes, retiró sus dos camiones de la ruta Mato Grosso-Chile, debido a la “burocracia” y a las “filas”. Según Garay Pinto, los vehículos no demoraban menos de 24 horas para atravesar la frontera y ahora hacen apenas líneas dentro de Brasil.
“Si queremos preservar nuestro trabajo, y que Paso de Los Libres y Uruguayana crezcan, tenemos que acelerar las soluciones”, afirma el delegado de la Federación Nacional de los Trabajadores Camioneros de Argentina, José Alejandro Cetina.
Fuente: PCRAM
Sergio Ruck Bueno Rio Grande do Sul y Paso de los Libres (Argentina)