El año que termina fue mejor de lo previsto en cuanto a la actividad, aunque para 2017 hay riesgos derivados de la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos y la incertidumbre en la región, que condicionan la recuperación económica. Ese es el resumen del análisis que realizaron ayer los economistas Alfonso Capurro y Gabriel Oddone en una charla para clientes en CPA Ferrere.
Oddone señaló varios indicadores adelantados —como las importaciones de bienes de consumo, la inversión privadas, las exportaciones—, evidencian señales de recuperación para el tercer trimestre (dato que el Banco Central dará a conocer la semana próxima), aunque las señales sectoriales todavía «son ambiguas» ya que la industria insinúa una recuperación pero la construcción no.
Por eso, para 2016 CPA Ferrere proyecta que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 0,6% (la proyección del gobierno 0,5%), más que lo previsto a comienzos de año.
Para el año próximo CPA decidió revisar levemente a la baja su proyección de crecimiento del PIB a 0,7% (desde 1%) ante el cambio en las condiciones financieras internacionales que trajo el triunfo de Trump y la incertidumbre regional. Esas condiciones internacionales «desafían la recuperación hacia 2017», indicó.
Es que en 2016 las condiciones financieras fueron «más laxas» de lo previsto y la situación regional tuvo un mejor clima. A juicio de Oddone, el gobierno «aprovechó» esa «pausa financiera» para actuar en el frente fiscal y logró revertir el deterioro (hasta un déficit de 3,3% del PIB en los 12 meses a octubre, cuando amenazaba terminar el año en 4%).
Ese es «un importante activo de cara a los cambios» en el escenario internacional post Trump, agregó.
A su vez, gracias a los precios de bienes transables (que se comercian con el exterior y por tanto los influye el dólar) la inflación se moderó (hasta 8,1% en los 12 meses a noviembre) y cerraría el año en 8,4%.
Para 2017, por efecto comparación frente a meses de inflación muy alta en 2016, en el primer semestre la moderación en la suba de precio continuaría hasta llegar a 7,2% en junio. Pero, lo no transables se mantienen en dos dígitos y la presión del dólar sobre los transables será al alza, por lo que la inflación volvería a repuntar en el segundo semestre de 2017 para terminar el año en 9,2%.
Del lado de la región, Capurro señaló que los datos de actividad del tercer trimestre de 2016 en Argentina y Brasil «decepcionan» lo que lleva a un deterioro de las expectativas de crecimiento para 2017.
A su vez, ante las «innovaciones internacionales» que trajo el escenario de Trump presidente de Estados Unidos, hay un riesgo de que el ajuste en Brasil sea «más severo» y comprometa el tímido repunte esperado para el año próximo y aumenta la probabilidad de un giro monetario en Argentina lo que también complicaría su crecimiento.
Esa «decepción regional» y el «probable fin de la pausa financiera internacional» post Trump son los que llevan a condicionar el crecimiento económico de Uruguay en 2017.
De hecho, tras la victoria de Trump se vio que el peso «se acopla a la corrección global más lento» que la mayoría de socios y competidores, explicó Oddone.
A su vez, luego de la pausa en este año, la presión global sobre el dólar «podría ser más parecida al período 2014-15 (cuando subió 15%-20%)» lo que si bien es «positivo para sectores transables, pero más desafiante para la inflación y la demanda interna», estimó.
El dólar finalizaría 2017 a $ 33, estima la consultora.