El ministro de Hacienda argentino señaló que fue “inaudito” el nivel de enfrentamiento que tuvo el anterior gobierno de su país con Uruguay.
En entrevista con El País indicó que la intención de la actual administración es recuperar vínculos con países que —como en el caso de Uruguay— fueron tradicionalmente “amigos” de Argentina.
Sostuvo que el gobierno de Mauricio Macri cambió la postura asumida anteriormente e impulsa la firma del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Ese acercamiento, además, permitiría un diálogo más natural con la Alianza del Pacífico. “Primero el Mercosur y después el resto”, sostuvo el jerarca argentino.
—En los primeros meses de gobierno se tomaron medidas como el levantamiento del cepo cambiario y el pago a los holdouts. Se las marcó como señales para atraer inversiones. ¿Cuándo llegarían esas inversiones y cuándo Argentina retomará el crecimiento?
—Hay inversiones que están llegando. Toda medida tiene su tiempo de maduración. Las decisiones que fuimos tomando las tomamos porque creemos que es la única manera de crecer en el largo plazo. Desmantelamos las cosas que no existían en ningún otro país del mundo más que en Venezuela y en Argentina. Ya vemos cómo le va a Venezuela; ya vimos cómo le fue a Argentina en los últimos cuatro años. Estamos normalizando la situación; normalizando nuestra relación con el mundo. La imagen que usamos es que estamos marcando la cancha, poniendo los banderines, trayendo al referí, para que ahora sí el sector privado salga a jugar. Hasta acá llegamos nosotros. Hemos sido muy claros: dijimos que no preveíamos crecimiento en 2016. Veíamos un año partido en dos mitades. La primer mitad seguramente con crecimiento negativo como consecuencia del envión que traíamos de antes y como consecuencia de que alguna de las medidas que nosotros íbamos a tomar iban a tener primero, al ordenar, quizás un impacto negativo en la actividad económica para después recuperar. Pero desde el primer momento éramos muy optimistas acerca de que ya en la segunda mitad del año vamos a empezar a ver una recuperación importante.
—Se quitaron subsidios, hubo fuertes aumentos de tarifas. También de otros precios. Eso se siente en el bolsillo. ¿Cree que la gente entiende bien lo que quiere hacer el gobierno?
—Uno puede disfrazar de la manera que quiera un aumento de tarifas, pero no deja de serlo y pega en el bolsillo. Por lo tanto, no es una buena noticia. Lo que hicimos fue enfocar ese aumento en los que realmente lo pueden pagar y mantener un esquema de tarifa social que sea justa. Incluso desde el punto de vista federal, porque los subsidios estaban muy concentrados en la ciudad de Buenos Aires y la mayoría iban al bolsillo de los que más tienen, no de los que menos tienen. Lo que estamos haciendo es ordenar esa situación y si no identificamos exactamente al grupo al que queremos beneficiar, eso lo vamos a ir corrigiendo. Entendemos la preocupación de la gente con el aumento de las tarifas y la suba puntual de los alimentos. Estamos para acompañar a los que están atravesando una situación delicada. Hemos destinado ya 70.000 millones de pesos con medidas que van directamente al bolsillo de los más vulnerables. Eso es un punto del Producto Bruto. Un punto para una administración que heredó seis puntos de déficit es un esfuerzo fiscal muy grande. Pero es lo que prometimos y lo que queremos hacer: estar acompañando a los más débiles. Ese fue un eje de campaña del presidente (Mauricio) Macri, de pobreza cero. Y entendemos que buena parte de la población comprende que hay distintos tiempos y que en éste nunca prometimos la felicidad inmediata. Sabíamos que teníamos una herencia muy compleja y explicamos con mucha claridad que íbamos a tener que tomar algunas medidas que no queríamos, pero que eran consecuencia de la herencia recibida. En cuatro meses no podemos dar vuelta 12 años de desbarajuste meticuloso en cada una de las decisiones.
—¿La herencia que menciona fue la esperada o fue peor?
—Siempre es peor. Estábamos bastante preparados, pero en algunas cuestiones nos encontramos con mayores sorpresas.
—Se relanza la negociación entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). ¿Qué postura va a asumir Argentina?
—La postura es diferente a la del gobierno anterior. Cambiamos el eje y eso fue lo que permitió que se ordenara el resto de la discusión, particularmente con Brasil, que no había tomado una postura hasta que nosotros cambiamos el eje del kirchnerismo. Entendemos que Uruguay y Paraguay están en la misma línea que tiene ahora el gobierno argentino de intercambiar ofertas con la UE. Y ese es el camino que nosotros estamos impulsando. Esperamos que la UE no venga con un martes 13 y diga: no llegaron. Creemos que no va a ser así. Es bueno para todos el acuerdo con la Unión Europea, pero no es bueno que sea a expensa de las industrias más competitivas de nuestra región. Ese es el equilibrio que hay que encontrar. Es importante avanzar en esa dirección porque si el Mercosur acuerda con la Unión Europea es mucho más natural la discusión con la Alianza del Pacífico. Eso permitiría una mayor integración regional.
—¿Comparte que haya acuerdo entre países más allá de los que se logren como bloque?
—Creo que hay que ver cada caso. Nosotros decimos: primero Mercosur y después el resto. Tenemos una línea muy clara: reintegrarnos al mundo. Queremos recuperar vínculos con países que tradicionalmente fueron nuestros amigos. Uruguay es uno de ellos. Creo que todos los gestos del presidente Macri lo han demostrado con mucha contundencia. Es inaudito que Argentina haya tenido las afrontas que ha tenido con Uruguay, Y no solo con Uruguay; con España, Italia, Estados Unidos. Eso estamos tratando de reconstruir.
—¿En qué aspectos se podría profundizar el relacionamiento con Uruguay?
—En todos lados, somos naciones hermanas. Siempre hemos tenido una relación muy íntima con Uruguay y es lo que creemos que tenemos que tener.
—En los pocos meses que lleva como ministro ya pensó «¿para qué me metí en esto?»
—No, todavía no. Soy reincidente. Ya fui presidente del Banco Central en un momento muy complejo (entre 2002 y 2004). Estoy muy contento de estar reincidiendo porque es un momento crítico para la historia del país. Es ahora donde nos jugamos volver a la normalidad en serio y yo estoy para poner el hombro.
— ¿Y al final del mandato qué le gustaría que se recordara de su gestión?
—Que ordenamos las cuentas, que nos volvimos a conectar con el mundo, que tenemos en cuenta a todos los gobernadores porque creemos en un país federal. Y cuando me vaya me gustaría que haya menos pobres que cuando asumimos.
Fuente: El País.